jueves, 29 de septiembre de 2011

Un caso de reencarnación inmediata en el grupo familiar (Artículo extraído de TVP - José Luis Cabouli)

por Leopoldo Lage, Merlo, San Luis.

Marcela (45 años), vino a la consulta con el propósito de trabajar su fobia a los perros. Hacía ya varios años que sus dos hijos, de doce y diez años, le reclamaban que querían un perro como mascota, pero Marcela les tenía mucho temor a los perros al punto de no poder caminar sola por su barrio en el cual abundaban muchos canes sueltos. Marcela deseaba liberarse de ese miedo tan molesto que la llevaba a tomar actitudes casi cómicas cuando se topaba con algún perro, sin importar su tamaño ni las circunstancias.
Marcela era la menor de dos hermanas; su hermana mayor le llevaba nueve años de diferencia y sus padres habían fallecido hacía ya varios años. Consultada sobre experiencias traumáticas con perros en su infancia o en la adolescencia, dijo no recordar ninguna en especial.
Comenzamos la terapia con Marcela induciéndola a reconocer los síntomas y a recrearlos. A continuación la guié hasta entrar en la experiencia original en estado de regresión.
Marcela revive entonces una experiencia en la que ella es un niño varón de cinco años que está jugando solo en el patio de su casa. Su mamá se encuentra dentro de la casa. En el patio hay una escalera que conduce a una terraza y, debajo de la escalera, está la perra del niño con sus crías. Al niño le atraen los cachorros y decide ir a jugar con ellos. El niño se agacha para meterse en la cucha (casilla) y, entonces, la perra se le abalanza al cuello provocándole una herida de la que brota mucha sangre.
Ante los gritos del niño, su mamá acude desesperada y lo lleva prestamente al hospital en el que finalmente muere mientras los doctores lo están asistiendo.
Marcela me relata entonces cómo sale de su cuerpo de niño y cómo ve a sus padres llorando desesperados y a los médicos retirándole cables, caños y agujas.
A continuación, Marcela –hablando en género masculino- relata que un ángel viene a buscarlo y que le dice que lo ha hecho muy bien y que lo acompañará hasta la luz. El niño le pide al ángel que antes de partir le deje ver a su hermana porque ella debe de estar sufriendo.
Preguntado sobre su hermana, el niño (Marcela) dice que su hermana se llama Betty, que es más grande que él y que está en el colegio.
Luego, el niño relata cómo la ve a Betty llorando en su habitación mirando la foto de él y que él quiere acariciarla, pero que no puede tocarla. El ángel le dice que ya es tiempo de ir a la Luz y entonces se van, pero él le dice al ángel que está muy triste porque no quiere dejar sola a su hermana.
Prosiguiendo con su trabajo terapéutico, Marcela señala que el momento más traumático de esta experiencia fue el ataque de la perra. Sus reacciones físicas en ese momento son tratar de atajarse del ataque y gritar para llamar a su mamá. Sus reacciones emocionales, en ese momento, son el miedo convertido en pánico al ver la sangre cubriéndole el cuerpo y sus reacciones mentales son sorpresa y desesperación. Marcela gritaba: ¡quiero a mi mamá!
Demás está decir de qué manera esta experiencia la afectaba en su vida actual como Marcela.
Otro momento traumático es tener que dejar sola a su hermana. Su reacción emocional es una inmensa tristeza y su reacción mental es “no quiero dejarla sola”.
Hasta aquí, podríamos decir que este fue un trabajo normal dentro de los alcances de la TVP. Yo me quedé muy satisfecho con el trabajo realizado sin imaginar que lo más increíble y sorprendente todavía estaba por suceder.
Resulta que cuando Marcela le relató a su hermana mayor, Beatriz, lo que pudo ver durante el trabajo terapéutico, ésta se desmayó y, cuando volvió en sí, Beatriz le pidió a Marcela mis datos de contacto porque necesitaba hablar conmigo en forma urgente.
Beatriz llegó a la entrevista conmigo unos minutos antes del horario pactado y, entonces, comenzó a relatarme algo increíble. Beatriz me contó que ella era la hermana mayor de Marcela y que cuando ella, Beatriz, tenía ocho años, su hermano menor de cinco años, que se llamaba Víctor, fue mordido por su perra cuando éste quiso sacarle un cachorrito. El hecho ocurrió debajo de la escalera que llevaba a la terraza de la casa y, como consecuencia de la mordida que le perforó una arteria del cuello, su hermano falleció en el hospital mientras lo atendían. Este hecho fue tan doloroso para toda la familia, que nunca más se habló de ese hermano fallecido.
Al mes de ese terrible episodio, la mamá de Beatriz se dio cuenta de que estaba embarazada de Marcela. Al principio, este fue otro impacto terrible para toda la familia, pero con el correr de los meses de embarazo una inmensa felicidad comenzó a invadir a la familia y todos, sin excepción, sintieron que el vacío dejado por Víctor estaba siendo ocupado por Marcela.
Beatriz me relató también que, durante los años de infancia de Marcela, ésta tenía actitudes extrañas como, por ejemplo, colocar un juego más de cubiertos en la mesa para “su hermanito”, lo cual provocaba mucho desconcierto en la familia dado que sus padres le pidieron a Beatriz que jamás le contara a su hermana este hecho doloroso. Beatriz me juró que nunca se había hablado de la existencia de ese hermano y mucho menos sobre las circunstancias de su muerte, lo cual se entiende ya que se trata de un típico caso de un secreto familiar celosamente guardado.
Por otra parte, los padres de Beatriz eran inmigrantes rusos que apenas hablaban el castellano y no tenían familia en la Argentina, lo cual hacía más remota la posibilidad de que Marcela supiera lo ocurrido por boca de algún tercero. Más aún; luego de aquel desgraciado suceso la familia se mudó a otra casa porque no soportaban ver el patio que les recordaba lo ocurrido. De modo que Marcela ni siquiera conoció la casa donde había sucedido el hecho.
Actualmente, Beatriz adora a Marcela y ambas se llevan muy bien y son muy unidas.
La experiencia de Marcela me llevó a mí mismo a la conclusión de que se trata de un caso de reencarnación inmediata dentro del mismo grupo familiar, algo que yo ni me imaginaba que pudiera suceder pero que evidentemente abre un abanico de posibilidades para investigar y conjeturar sobre la vida y la muerte. Es interesante señalar que Marcela, al dejar su cuerpo como niño, no quería dejar sola a su hermana a pesar de la insistencia del ángel para que regresara a la Luz. Tal vez, este deseo de acompañar a su hermana fue lo que la hizo regresar o reencarnar en forma inmediata.
Como terapeuta y como corolario de esta historia puedo decir que Marcela superó su miedo a los perros y, aunque no se acerca mucho a la mascota de sus hijos, hoy está feliz porque sus hijos pueden disfrutar de su pequeño Caniche Toy.

jueves, 12 de agosto de 2010

SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE

A veces me parece que la vida y la muerte no son mas que las dos caras de una misma moneda. Son como el mar con sus olas que llegan y parten en la orilla. Allí entregan y se entregan. Allí reciben de la playa los tesoros que ella tiene para dar. Finalmente las olas parten una vez mas hacia el mar, hacia su inmensidad, y se mezclan con el todo. Parten para volver a casa, al lugar del cual vinieron.

Nosotros también un día partimos hacia la vida para dar y recibir y a medida que vamos marcando nuestra huella, la vida nos va dando sus tesoros de sabiduría, experiencia y aprendizaje.

Nuestra alma lleva dos alforjas. Una para dar y otra para recibir y cuanto mas vaciamos la una, mas se llena la otra.

Finalmente un día partimos con nuestra alforja de recibir repleta de tesoros de sabiduría para retornar al mar de la inmensidad, a casa.

Nunca estamos solos. Ni en la vida, donde somos recibidos por alguien que está dispuesto a acompañarnos y a protegernos, ni en la muerte, donde siempre nos esperan nuestros Maestros.

Cada vez que pude revivir una muerte en vidas pasadas mediante una regresión, no hice mas que comprender que la muerte es sólo una experiencia dentro de la vida inmortal de mi alma.

A veces morir era un suave dejarse ir, lleno de luz y con una infinita paz. Otras veces la muerte sobrevino como el final de una experiencia traumática, llena de dolor y miedo, hasta que mi alma se despojaba lentamente de mi cuerpo como quitándose una ropa vieja y gastada.

Lo maravilloso es que no importa lo que yo fui en esas vidas. Si morí lleno de culpa, odio, confusión, desilusión o cualquier otro sentimiento negativo. Mas allá de todas las circunstancias, siempre estaba esperándome la luz, iluminando el camino a casa.

Finalmente comprendí que morir es sólo quitarse un disfraz para dejar al descubierto la magnificencia del Alma.

La muerte es la que le da sentido a la vida y también es la liberación de las ataduras impuestas por el plano material. La vida es la escuela en la que aprendemos y hay que venir a clases porque sólo aquí podemos vivenciar físicamente lo que en teoría ya sabemos.

Para que ya no le temamos a la muerte, para que nadie quede atrapado en la confusión, deseo que comprendas que morir es solamente volver a casa

sábado, 16 de agosto de 2008

UNA SESION DE T.V.P.


Mariana llega a la consulta, intrigada y llena de curiosidad, con síntomas evidentes de estar sufriendo ataques de pánico de origen desconocido.
A lo largo de la entrevista, fueron apareciendo algunos indicios de los cuales poder valerme para ayudarla a llegar al origen real, a la causa primera que produce esta sintomatología tan perturbadora e invalidante.
A partir de un síntoma físico concreto, Mariana fue invitada a sentir y percibir el síntoma con total realismo.
Al “provocar” esa sensación, ella pudo regresar al momento y al lugar en el que se inició todo esto y de esa forma comenzó a revivirlo.
Una vez que se instaló en la experiencia, los sucesos se dieron en forma natural y con un increíble realismo en cuanto a detalles y coherencia del relato.
Agotar la experiencia, sacar las conclusiones y revivir los aspectos mas relevantes de esta vida, le permitieron a Mariana comprender que en realidad sus ataques de pánico se debían a que parte de su energía álmica continuaba instalada en esa experiencia ocurrida en una vida anterior.
Al presentarse un escenario similar al pasado, el alma recuerda esa situación traumática que se desencadenó y a continuación, automáticamente la traslada al físico, haciendo que se reviva una y otra vez la situación.
La verdadera toma de conciencia que efectúa el alma, la conclusión y agotamiento de la experiencia de esa vida, La visión inequívoca de la muerte de ese cuerpo y la elevación del Alma hacia la Luz, hicieron que el proceso se cumpliera en su totalidad, cerrando así ese capítulo con todas sus implicancias, dejando el lugar despejado para el comienzo de una nueva experiencia, despojada de las improntas del pasado.
En palabras mas simples: Los síntomas desaparecieron definitivamente.

BIOENERGIA Y TERAPIA SINTERGETICA

El ser humano recibe e intercambia energía constantemente con otras personas o con el medio ambiente en donde vive o permanece varias horas. También produce información bioenergética cuando piensa o siente. Los procesos de desestabilización emocional tienden a indicar un desequilibrio energético. El ser humano posee 7 centros principales de energía (chakras) en su cuerpo energético y tienen correspondencia con las glándulas endocrinas en su cuerpo físico. El buen funcionamiento de estos centros es vital para la salud mental, emocional y física. Las preocupaciones, penas, etc. quedan impregnadas en estos centros y producen bloqueos que pueden derivar en dolencias físicas, emocionales o mentales. Al equilibrar o desbloquear estos centros, la armonización bioenergética lleva a concebir otra forma de plantear la vida, más vital y sana, para ir evolucionando como personas. Mediante la utilización de técnicas avanzadas, se logra reestablecer y equilibrar el flujo energético en nuestros cuerpos físico, emocional, mental y espiritual, logrando la armonía y tomando conciencia de nuestro Ser, lo que nos otorga la posibilidad de comprender nuestro sentido trascendental como seres superiores. Cuando la armonización bioenergética no es suficiente para sanar nuestros cuerpos, sean estos los superiores o el físico, debemos recurrir a un tratamiento mas profundo, capaz de curar nuestras heridas provocadas a lo largo de la vida. Este proceso es un escalón superior y requiere de un trabajo mas directo, abarcando diversas técnicas que por si solas o combinadas, reorganizan nuestra energía, reparan los daños y reestablecen el correcto y armónico funcionamiento de nuestros escudos energéticos. Todos sabemos que la medicina tradicional, llamada alopática, se enfoca en aliviar o curar los síntomas. Generalmente no llega a las verdaderas causas de la enfermedad y por lo tanto no es completa. Para lograr sanar, debemos atacar a las causas del desequilibrio llamado enfermedad desde su raíz y ésta se encuentra en nuestros cuerpos superiores y en la memoria de las células. Allí es donde se efectúan las maniobras necesarias para limpiar, sanar y restaurar su orden. La visión holística del paciente y su comprensión amorosa, permiten en muchos casos arribar a la verdadera y profunda sanación. Las herramientas del terapeuta energético son muy variadas, incluyendo luz, color, sonido, aromas, radiestesia, Reiki, masaje manual, meditaciones guiadas y muchas otras técnicas que por su complejidad resultan difíciles de enunciar. Este tratamiento no invasivo e incruento está especialmente indicado para aquellas personas que padecen enfermedades de difícil tratamiento, crónicas o incurables a los ojos de la medicina tradicional.

POR QUÉ UN MASAJE AYURVEDA?

Me solicitaron una nota sobre el masaje ayurveda y al principio pensé en sólo brindar información técnica sobre sus ventajas y efectos, pero luego me dije: ¿Por qué no hablar en primer lugar sobre los sentimientos que provoca? Es que en este masaje descubrí tantas sensaciones, emociones y sentimientos que expresan los receptores que atiendo a diario, que no podrían haberme sido enseñados por mis instructores, ni siquiera en grado mínimo. Desde un principio, comprendí que no era un masaje común, tenía algo que no había encontrado en otros. Llegaba a la fibra más íntima del paciente. Le permitía explorar su propia interioridad con el propósito de liberar antiguos dolores y padecimientos, tanto a nivel del alma como del cuerpo, dando la oportunidad de sanarlos. Esta es la principal virtud de este milenario masaje que encierra el secreto de la sabiduría de los Vedas y espero que algún día ustedes se permitan acceder a él. Y ahora sí...

LA INFORMACION TECNICA:


Como parte integrante del sistema Ayurveda de India, este masaje tiene su principal acción en la restauración de la armonía en nuestro Ser, tendiendo a sanar cuerpo y espíritu. Usando aceites y esencias naturales para cada caso en particular, se logran efectos muy importantes en los órganos, sistemas y aparatos por medio del torrente sanguíneo. El amasado, fricción y elongación junto con la estimulación energética remueven las energías estancadas, desbloqueando y produciendo una sensación de armonía, paz, y bienestar.
Aumenta la circulación sanguínea y linfática, favoreciendo la eliminación de las toxinas.
Incrementa el flujo pránico o flujo vital, produciendo equilibrio energético.
Estimula la producción de anticuerpos, reforzando el sistema inmunológico.
Libera las emociones contenidas que actúan como toxinas en el tejido conjuntivo.
Restaura el equilibrio emocional.
Anima el sentido de rejuvenecimiento y felicidad permitiendo que se exterioricen.
Combate el cansancio y la fatiga, aliviando contracturas y dolores musculares.
Oxigena y favorece la renovación celular.
Desarrolla la conciencia sensorial llevando al contacto entre cuerpo y alma.